Gepetto era un pobre anciano que se ganaba la vida fabricando marionetas. Un día un golpe de suerte golpea su puerta (valga la redundancia), he aquí el famoso Pinocho, un muñeco hecho de madera parlanchín y andante; . Además de ser esto algo increíble e inusual resulta que al pino este le crecía la nariz cada ves que mentía; osea que el chiquillo era capaz de producir mas madera solo con literalmente “hablar paja”. Cosa que cualquier persona sensata hubiera utilizado a su favor, o más bien a favor del planeta. ¿Por qué Gepetto no lo hizo?
“Pero si Gepetto tenia buen corazón…” dicen algunos.
Pero esto es una mentira. Yo tengo un buen corazón, si que lo tengo y por lo mismo, no hubiese permitido jamás que pinocho fuera convertido en un niño de verdad, no sin antes haberle enseñado a compartir con otros su extraño pero benéfico don. Hubiera tenido que mentir claro, pero solo diaria mentirillas blancas, además como dijo don Nicolás Maquiavelo “el fin justifica los medios.” Y el fin en este caso seria más que conveniente. Con la madera producida haría ventas mundiales (que además de incrementar los ingresos de su servidora quien claramente solo buscaría lo mejor para el…) se reduciría la tala de árboles además de contribuir a la construcción de muebles, mesas, sillas, papel, etc.… ayudando así al bienestar del medio ambiente. Pero bien, el dichoso pinocho no hizo esto... no, ni lo considero siquiera, nunca dejo de pensar en si mismo y en sus deseos y anhelos.
Es verdaderamente lamentable, es una pena como se puede ver claramente el egoísmo ilimitado del ser.
C. Vega
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